lunes, 8 de marzo de 2010

Aprender Interactivamente con los Computadores

Jaime Sánchez Ilabaca.

Aprender Interactivamente con los Computadores

Por

Dr. Jaime Sánchez Ilabaca
Profesor e Investigador
Departamento de Ciencias de la Computación
Universidad de Chile

(*) Respuesta a la crónica “Cuidado con las Computadoras”, Clifton Chadwick, publicada en “Artes y
Letras” el 19 de Abril de 1998.

Jaime Sánchez Ilabaca.

Aprender Interactivamente con los Computadores


A menudo decimos que expresar nuestras ideas y pensamientos, productos de investigaciones, nuestro saber y nuestra experiencia en una disciplina como la Informática Educativa, es más cómodo, expedito y fructífero que responder a las críticas de otros. Criticar es emitir juicios sobre algo. Lo que ofrezco en estas líneas a los lectores es precisamente un análisis y respuesta al criticar que se ha realizado al uso de la tecnología computacional y telecomunicaciones en educación en la crónica “Cuidado con las Computadoras”, Artes y Letras del 19 de Abril de 1998.

Es frecuente encontrar en nuestra sociedad dos tipos de personas en relación al uso de los computadores: los utópicos y los escépticos. Los unos ven la tecnología como la panacea, ¡los computadores resolverán todos los problemas educativos de los niños!; los otros ven la tecnología como una afrenta, ¡los computadores pueden ser nocivos para los niños!, estimulan un aprender light, ¡cuidado con las computadoras!. ¿Quién tiene la razón?, ¿los escépticos?, ¿los utópicos?. Me parece que ninguno de ellos. Ambos responden a una forma parcial de ver el rol de la tecnología en la educación. Ambos responden a preguntas que no nos deberíamos hacer si queremos usar constructivamente la tecnología para apoyar el aprender y pensar. Ambos responden a una visión tecnocéntrica del problema, en circunstancias que ello requiere de un análisis humano, cultural, contextual y no tecnológico. Ambas posiciones corresponden a un análisis de la tecnología y su rol en el aprender, razonar y crear, centrado en la tecnología, dejando de lado a las ideas, las personas, el contexto y su cultura.

Un análisis detenido de la crónica en comento genera la idea de un enfoque alarmista. ¡Cuidado! ¡los computadores nos pueden hacer algo!; ¡pueden dañar a los niños!. Padres y profesores: atención con las computadores, su uso tiene que ser menor, su efecto en el aprender es menor.

Dos aspectos permean recurrentemente este artículo: juicios y alarmas. Juicios en relación a los computadores, las telecomunicaciones y su uso(y desuso) en educación. Alarmas sobre los posibles efectos negativos de estas tecnologías en el aprender, conocer y en el ser de los aprendices. ¿Cuál es mi reacción?, ¿cuál es mi opinión y pensamiento?. Es difícil ser contestatario de una gran cantidad de juicios y llamados alarmistas sobre el uso de la tecnología computacional en educación en el reducido espacio de esta crónica. Consideraré una mirada global del tema.

1. La tecnología correcta para el problema equivocado
El problema con muchos de los juicios que se hacen en relación con el uso de los computadores en educación es que responden a preguntas desacertadas, a preguntas que no atienden al uso inteligente de la tecnología en el aprender. Los juicios apuntan a una forma genérica de pregunta tipo: ¿qué genera el computador en los niños?, ¿cómo afecta el computador en el aprendizaje de los niños?, ¿qué aporta el computador y las tecnologías relacionadas a las habilidades y destrezas de alto orden?, ¿qué es lo que hace el computador cuando entra a participar en el aprendizaje?. ¿Puede la tecnología de la computación ayudar a los alumnos a desarrollar su creatividad, su discernimiento y el buen juicio?. Precisamente el mismo Salomon señala en un artículo de la Educational Researcher “evitemos preguntar si el computador puede enseñar mejor que algún medio comparable”.

En mi opinión, la pregunta que debe hacerse es ¿qué podemos hacer con el computador?, ¿qué demanda el aprender y qué puede hacer la tecnología para responder a ellas?, ¿qué pueden hacer los aprendices y los profesores para que el uso del computador les ayude a aprender significativamente?, ¿qué es lo que los niños hacen con los computadores?. Los efectos de la tecnología en el aprender no están relacionados con la naturaleza de la tecnología, sino que con las decisiones que los seres humanos tomemos en relación con su uso. Es un tema de la educación, de la psicología y de la filosofía cómo la tecnología nos va a hacer reformular y reconstruir nuestro mundo en presencia de la tecnología. Una tecnología no es más que lo que hagan con ella quienes la utilizan. Cuando hablamos del uso del computador en el aprender, no debemos pensar que el computador tiene un efecto en, sino más bien en la oportunidad que nos ofrece la máquina para pensar y repensar el aprender. La cuestión fundamental no es si la tecnología determina cómo piensan los niños, sino cómo los niños piensan determina qué pueden hacer con la tecnología. No preguntemos ¿qué hacen los computadores a los niños?, sino ¿qué pueden hacer los niños con los computadores?. Muchas objeciones tienen que ver con la forma como son mal usados los computadores. En este sentido, también puede criticarse a los libros porque hay algunos pornográficos, o al cine, porque hay algunas películas violentas.

2. El tecnocentrismo del aprender con tecnología

Hemos dicho que los juicios que se emiten reflejan un pensamiento tecnocéntrico. Lo mismo ocurre con todas las preguntas de si tal o cual uso del computador es correcto. Algo similar ocurre con las alarmas en relación con el uso del computador. La tecnología es el centro. La tecnología es la que provoca efectos. La tecnología determina el tipo y profundidad del aprender. La tecnología, su naturaleza, determina tal o cual conocer, tal o cual aprender. ¡Cuidado con los computadores!, son tecnología y causan dificultades, causan problemas.

A pesar que debemos reconocer que algunos de estos juicios son frecuentemente emitidos y que algunos son interesantes, resaltamos que no son el meollo del asunto. La cuestión fundamental es ¿cómo usamos esta tecnología?, ¿ para qué la usamos?. La pregunta que el autor nos señala que no ha sido contestada aún es: “si la tecnología de la computación puede ayudar a los alumnos a desarrollar su creatividad, su discernimiento y el buen juicio que la educación siempre ha querido inspirar, ¿existe una manera de manejar el poder de la tecnología, para ayudar a los alumnos en su búsqueda del significado y la comprensión de sus vidas?. Es decir, la pregunta es ¿qué puede dar la tecnología al niño?, ¿qué puede hacer la tecnología con el niño?. Tecnocentrismo puro. La pregunta relevante aquí es ¿qué puede hacer el niño con la tecnología?, ¿qué cosas puede construir?, ¿qué cosas puede diseñar?, ¿qué cosas puede reconstruir?. La pregunta es ¿cómo la sociedad se puede apropiar de la tecnología?, ¿cómo el aprendiz se apropia de la tecnología?. Y la respuesta a ello la tienen los educadores, los aprendices, los diseñadores del currículum y no la tecnología.

Muchas veces pensamos que los tecnólogos e ingenieros son los tecnocentristas y que los humanistas otorgan un rol más central a la cultura, a las personas. Pero muchas veces la realidad es distinta. Los humanistas son más vulnerables al tecnocentrismo que los mismos tecnológos. Combatir el tecnocentrismo no se centra en la tecnología sino que implica reexaminar las premisas en el área de aplicación de la tecnología. Así, si queremos eliminar tecnocentrismo del pensamiento acerca de los computadores en educación, nos lleva necesariamente a reexaminar cuestiones acerca de la educación que son previas al computador.

El tecnocentrismo es la sustitución indebida de un fin por un medio. Es la tecnología por la tecnología. Es la invasión de la forma sobre el contenido. Por el contrario, el fin es aprender y el medio es el computador. El tecnocentrismo constituye una patología de complejo tratamiento, ¡cuidado con los tecnocentristas!

3. La comparación de las tecnologías y sus efectos en el aprender
Ha sido repetidamente señalado en la literatura que cada tecnología tiene su propio nicho. Toda nueva tecnología no tiende a reemplazar la anterior, sino que muchas veces tiende a llenar un vacío dejado por la anterior, a mejorar tal o cual tecnología, o bien a responder una necesidad generada por otra tecnología.

Así, la radio no reemplazó al diario, la televisión no reemplazó a la radio, el video no reemplazó a la televisión, ni mucho menos el computador reemplazó a la televisión y el vídeo. En esta línea, no tiene sentido comparar tecnologías antiguas(texto) con tecnologías nuevas(computador) y ver sus efectos en el aprender. Cada tecnología tiene su rol, su espacio, sus ventajas, sus desventajas en la construcción del aprender. Cada medio tiene historias que cuenta muy bien y aquellas que no cuenta tan bien. Así, hay contextos de aprendizaje donde el texto puede tener un rol importante, también los hay donde un uso metodológico apropiado del computador puede facilitar aprendizajes significativos, puede apoyar algún proceso en la resolución de problemas.

4. El computador como televisor
Existe también una tendencia a comparar entre sí toda tecnología que parece igual. Algo así como todo lo que parece igual hace lo mismo. Si dos tecnologías tienen una manera de presentarse(interfaces) en forma de pantallas para el usuario, se espera que por este sólo hecho estas tecnologías hagan lo
mismo. Craso error. Pensar que el televisor y el computador son comparables es lo mismo que comparar el rol del público con el de los actores en una obra de teatro. Esto no descarta que, en general, cada nuevo medio comienza su vida útil adoptando los contenidos y formatos del medio que pretende modificar o desplazar. Más aún, por el sólo hecho que se asume que “la computadora es muy parecida a la televisión”, todo lo que ocurra en una de esas tecnologías es transportable directamente a la otra. Así, si el televisor genera sólo aprendizajes superficiales en los aprendices, también lo hará el computador.

Al respecto, está archidemostrado que una misma información transmitida por radio, televisión, prensa o computador adquiere connotaciones diferentes en los aprendices. Así también, investigadores de la cognición y medios como Perkins, Globerson, Gardner, Resnick y el mismo Salomon nos señalan que los computadores pueden promover y sostener learner mindfulness, esto es, un aprendiz con mente alerta o atenta, con mayor posibilidad de realizar un esfuerzo mental, con mayor probabilidad de uso en profundidad de su capacidad mental.

Existen diferencias profundas entre televisores y computadores. Los primeros son más bien un medio unidireccional de comunicación, diseñados preferentemente para fines de entretención y difusión masiva de información(broadcast), y luego convertido para ciertos fines educativos. Los segundos son medios multipropósitos que procesan símbolos y son capaces de discriminar eventos reaccionando a ellos con un comportamiento dado: son medios interactivos.

Una de las características distintivas de ambas tecnologías es la interactividad, el computador es intrínsecamente interactivo. Interactividad es la respuesta por medio del lenguaje al lenguaje. Es así como los computadores son interactivos a partir de cuando se volvieron conversacionales.

Un medio se considera interactivo cuando tiene la capacidad de implicar al aprendiz activamente a la actividad que viene implícita en el diseño. El grado de interacción de un medio no viene dado por las posibilidades del sistema, sino que en función de la actividad que motiva al aprendiz y la naturaleza del lazo acción-reacción-acción entre computador y aprendiz. Las diferencias más profundas entre los medios electrónicamente gestionados recaen en la interactividad, manifestada en el rango de actividades que pueden proveer y el tipo de relaciones a nivel perceptivo que permiten.

La interactividad puede ser funcional(aprendiz-máquina) e intencional(aprendiz-autor). Una máquina puede tener un grado débil de interactividad funcional y, al mismo tiempo, permitir una buena interacción cognitiva. Una máquina con alto grado de interactividad funcional como el computador, puede no favorecer la interacción cognitiva, si el programa no ha sido diseñado con una real interactividad intencional.

Este es el caso de algunos juegos computacionales. En este tema hay mucho por hacer aún, necesitamos tener modelos de interacción tan ricos como las imágenes que disponemos.

La interactividad saca provecho de la inteligencia del receptor invocando una decisión contínua. En medios menos interactivos como el televisor actual la inteligencia está en el emisor, el receptor sólo
toma lo que recibe. En la interactividad está la posibilidad de cambiar la distribución de las inteligencias, moviéndose del transmisor al receptor. Así, cuando un aprendiz ve televisión su interactividad está en un nivel muy elemental: encenderlo, cambiar de canal, apagarlo. Cuando un aprendiz interactúa con un computador, su interactividad puede llegar a establecer un diálogo, un alto grado de interactividad, una conversación, esto es, la respuesta por medio del lenguaje al lenguaje.

5. El computador sólo procesa y maneja información
El rol significativo que le asignamos a la tecnología y su uso en educación no tiene relación con el acceso y manipulación de la información, no tiene relación con acumulación, intercambio de información ni con acceso de información, menos con sobrecargar de información al aprendiz. Esto es justamente lo que no queremos realizar. Sería un enfoque del aprender centrado en la información, muy similar al tecnocentrismo.

El rol que le asignamos a la tecnología en educación no está basado en la información, está basado en la construcción. La tecnología como medio de construcción, proveyendo nuevas formas de aprender a través de actividades de construcción. El rol más significativo del computador tiene poco que ver con la información. La tecnología es vista como un medio con el cual construir. Un medio con el cual aprender.

Tiene que ver con habilitar al aprendiz y crear espacios para hacer muchas cosas. Así, regalar un Lego de piezas a un aprendiz, no es para que vea pasar esas piezas, sino para que con ellas aplique su creatividad.

El modelo de procesamiento de la información que atribuye al conocer del aprendiz un paralelismo con la forma como opera un computador, ha sido bastante superado por los enfoques constructivistas de la cognición. De esta forma, cuando usamos el computador para aprender, no lo usamos para procesar información a un nivel superficial, sino que lo usamos para que los aprendices construyan su aprender usando la tecnología que más se ajuste a su tarea de aprendizaje en un contexto determinado. El computador permite construcción, genera escenarios inexistentes, inaccesibles, escenarios de simulación,
propios de este medio y que los distingue de otros medios.

En una concepción inteligente del uso de los medios en educación, el medio es contextualizado en la metodología elegida. El uso del computador en educación bajo un modelo de procesamiento de la información pertenece a lo que llamamos IE1, primera generación de Informática Educativa. Hoy, sin dejar de reconocer el valor que tuvo en su momento el IE1, hablamos de IE2, segunda generación de Informática Educativa, una generación que surge no con los multimedios, ni con Internet, sino con formas interactivas y constructivistas de aprender con la tecnología.

Es cierto que hoy se tiene más acceso a la información que antes, pero justamente el enfoque no es proveer de información al aprendiz como ocurre en gran parte de la educación actual. No pretendemos seguir el modelo bancario de aprendiz que combate Paulo Freire, lo que postulamos es un enfoque constructivista del aprender con el uso de la tecnología. La tecnología puede ser un buen aliado para aprender y construir el aprender. Los computadores pueden ser buenos socios en la cognición del aprendiz. El tema es ¿con qué metodologías?, ¿en qué contextos?, ¿con qué rol del profesor?, ¿con qué rol del aprendiz?

6. La computación y los computadores no son efectivos en el aprender
Es frecuente observar un mismo tipo de discurso en las investigaciones tradicionales sobre los efectos educativos del uso del computador. Generalmente, las preguntas son del tipo ¿Cuál es el efecto del uso del computador en el aprendiz?, como si hubiera un efecto para un cierto tipo de uso del computador para un tipo de aprendiz. Nuestra experiencia en investigación de campo con niños y profesores de escuelas y liceos de nuestro país, nos indica que en el hacer se construye una diversidad de usos de la tecnología, con una diversidad de efectos, en una diversidad de aprendices, con una diversidad de metodologías, en una diversidad de escuelas y liceos. Precisamente, lo que no podemos hacer es homogenizar los efectos de la tecnología en el aprender.

Los computadores por sí solos hacen poco por ayudar al aprendizaje. No podemos mirar primero la tecnología en sí, necesitamos mirar primero nuestro entender sobre ¿qué consideramos “buen aprendizaje”?, ¿cuáles son las destrezas de pensamiento que necesitamos estimular?, ¿cómo se desarrollan? Y, finalmente, ¿cómo facilitar el desarrollo del aprendizaje con el apoyo de las tecnologías?.

Nuestra experiencia y la literatura nos dice también que el tipo de cognición que ocurre cuando el niño interactúa con la tecnología es una cognición situada, contextualizada. Esto es, las actividades cognitivas no dependen solamente del aprendiz, sino del contexto en que están embebidas y situadas, de la interacción con su medio. Los contextos y usos, además de estar determinados por el entorno sociocultural, son efectos y usos situados, contextualizados. Asimismo, el efecto que tendrán las tecnologías dependerá de la orquestación de un conjunto de factores no señalados en la crónica: el tipo de curriculum, la capacitación del profesor, la metodología, el rol del aprendiz, el rol del profesor, el estilo de conocer del aprendiz, la estimulación dada a tal o cual inteligencia en una concepción de multiplicidad de inteligencias.

Nuestra tendencia es pensar que los computadores son agentes que actúan directamente sobre el aprender y pensar, sin considerar lo que creemos más relevante en el aprender: las personas, la cultura, el contexto. El contexto es la cultura, no la tecnología. Las culturas pueden cambiar en presencia de la tecnología y con ellas las formas de pensar y aprender de las personas. El cambio tiene que ver con la cultura, no con la tecnología.

¿Son efectivos los computadores?, ¿puede ser el computador una entidad productora de cambios en el pensar?, ¿es el computador bueno para aprender esto o aquello?. Todas son preguntas tecnocéntricas.

De similar forma, podríamos preguntarnos ¿generan los ladrillos buenas casas?, si construimos una casa de ladrillos y se derrumba, quiere decir que los ladrillos no generan buenas casas?. ¿Generan los tornillos, el desatornillador, el martillo buenos muebles?. También uno puede hacer muebles con clavos, pero, ¿los muebles con tornillos son mejores que los muebles con clavos?. Por cierto que estas son también preguntas tecnocéntricas, desconociendo que existe un diseñador, un diseño, destrezas, estética, etc. Son los carpinteros y los obreros los que usan la madera, el martillo y los tornillos, para producir casas y muebles! Y la calidad de sus obras dependerá de la calidad de su trabajo.

7. El uso de la tecnología para aprender
No podemos negar que los computadores son parte de nuestras vidas. Son parte de las vidas de los aprendices. Ellos han absorbido a los computadores. Son parte de su cultura. El uso que precisamente estimulamos en los computadores es un uso transparente. Como el lápiz. Cuando usamos el lápiz este se torna invisible, el centro es la tarea y no el medio. No es una cosa separada, es parte de su vida, su mundo. No pensamos acerca de los lápices cuando los usamos. Lo mismo ocurre con el computador, su mejor uso es cuando es transparente, cuando llega a ser invisible.

Pensamos en ellos cuando los necesitamos, cuando queremos hacer algo referente a ellos, preferentemente cuando pensamos acerca de lo que queremos hacer con ellos, acerca de la tarea de aprender. Hacemos desaparecer la interfaz. Esto es apropiarse del computador. Es como andar en bicicleta, no recordamos cuándo ni cómo aprendimos, ¡simplemente andamos!. Por ello, postulamos usar el computador no como una cosa en sí misma que puede o no producir beneficios, sino como un material que puede ser apropiado para hacer mejor lo que se está haciendo.

Postulamos el uso del computador como un medio más de construcción. Si los aprendices tienen pocas herramientas, su construcción se verá menguada. Como la ley del martillo citada en la crónica, si se le da un martillo a un niño de cinco años, le parecerá que todo lo que encuentre en su alrededor necesitará de un buen martillazo. De la misma forma, si un aprendiz tiene sólo un martillo, el mundo entero parecerá un clavo. Pero si le agregamos diversas herramientas a su mochila de herramientas y materiales de construcción, puede cambiar la forma como ese aprendiz vea al mundo.

La función de nuestra cultura es proveer mundos ricos en estas herramientas. Y los computadores pueden ser muy buenas herramientas con las cuales construir mundos, ¡depende cómo los usemos!.

Asimismo, nos adscribimos paulatinamente a la ubicuidad de la computación para el aprender. Los computadores están gradualmente siendo un componente ubicuo del medio ambiente de aprendizaje de la escuela. Esto es, se integran más naturalmente como elementos que ayudan a lograr ciertas tareas de mejor forma. Así, para utilizar inteligentemente los atributos distintivos y de gran valor agregado de los computadores, estos deben estar en el lugar preciso, en el momento oportuno.

Finalmente, de la misma forma como proponemos que el tema del uso del computador y telecomunicaciones no recae en las características y naturaleza de estos sino que en cómo, para qué, cuándo y dónde los usemos para fines de aprendizaje, podríamos metafóricamente recordar a nuestro gran Claudio Arrau, su música y su piano. El gran valor artístico y estético de Arrau no estuvo en la calidad de su piano, por muy buena que fuera la tecnología de su construcción. La música de Arrau estuvo en Arrau.

El valor musical de Arrau estuvo en él, en su virtuosidad, en su calidad interpretativa, en su plasticidad y esteticidad. ¡La música no está en el piano!. De la misma forma como el aprender no está en el computador.

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